Un soldador está constituido por una punta de cobre, que se alimenta de calor por una resistencia eléctrica o por una llama, destinada a calentar las piezas metálicas que van a ser ensambladas por medio de la soldadura.
El soldador utilizado en electrónica deberá ser de los denominados tipo lapicero; reciben este nombre porque para utilizarlos se toman con la mano como si se tratara de un lapicero. En la siguiente figura se muestra el despiece de un soldador de lapicero de los más utilizados en electrónica.
Los soldadores eléctricos de estaño, utilizan estaño para unir dos partes metálicas. Se funde a muy baja temperatura, unos 250°C, y cuando el estaño se enfría toma cuerpo uniendo así las dos partes.
El soldador utilizado en electrónica deberá ser de los denominados tipo lapicero; reciben este nombre porque para utilizarlos se toman con la mano como si se tratara de un lapicero. En la siguiente figura se muestra el despiece de un soldador de lapicero de los más utilizados en electrónica.
Tipos de puntas para soldadores de lapicero.
La potencia del soldador no deberá ser mayor de 40 vatios (pues se podrían deteriorar los materiales o los componentes que se van a soldar) ni menor de 20 vatios (pues en algunos casos no se conseguiría una buena soldadura). La tensión de funcionamiento deberá ser la disponible en el lugar utilizado, normalmente será 220 voltios. El cable de conexión a red será resistente y, a ser posible, con funda ignífuga (sin posibilidad de quemarse). Existen diversos tipos de puntas aptas para electrónica; la más conveniente es la punta fina o, en su defecto, la punta plana. Hay en el mercado puntas de larga duración; éstas se deben limpiar con cuidado y no limarlas ni lijarlas, pues se eliminarían las capas de protección.
En la figura siguiente se muestra una punta de este tipo, indicando las capas protectoras aplicadas. El soldador, sin llegar a ser una herramienta peligrosa, sí es preciso utilizarlo observando gran precaución, puesto que alcanza altas temperaturas y puede producir quemaduras a ciertos materiales o, lo que es peor, a los tejidos humanos.